Last.FM

Estoy oyendo el tema del disco Nothing’s in vain del músico Africano Youssou N’Dour. Creo que hubiera sido muy difícil dar con este excelente músico si no fuera por el sitio Last.FM. Mediante un sistema de etiquetas (tags) y miles de usuarios seleccionando temas, el sitio puede ubicar «artistas similares» (yo seleccioné oir artistas similares a Lila Downs) y nos permite oir temas de ellos a través de un reproductor propio. Todavía estoy intentando descular todo esto, pero me está gustando. Mientras, los que puedan, prueben.

Mis últimas canciones oidas vía last.fm:

Autores detacados (por mi, je):

Algunos links explicativos en español:

Wikipedia
Alt1040
Error500

Día del niño – Juguetes, aviones de papel y Momo

Mañana es el día del niño en Argentina. Así que un gran saludo para todos nosotros, los niños. Y si bien a veces se impone la compra de un Power Ranger, les aseguro que los chicos se van (nos vamos!!) a divertir mucho más con los avioncitos de papel.

(…) Y había una cosa más que Momo no acababa de entender. Había empezado hacía muy poco. Cada vez era más frecuente que los niños trajeran toda clase de juguetes con los que no se podía jugar de verdad, como, por ejemplo, un tanque de mando a distancia, que se podía hacer dar vueltas, pero que no servía para nada más. O un cohete espacial, que daba vueltas alrededor de una torre, pero con el que no se podía hacer nada más. O un pequeño robot, que se paseaba con los ojos encendidos y giraba la cabeza a uno y otro lado, pero que no se podía aprovechar para nada más.

Está claro que eran juguetes muy caros, como nunca los habían tenido los amigos de Momo, y no digamos la propia Momo. Sobre todo, esas cosas eran tan perfectas hasta el menor detalle, que uno no se podía imaginar nada. De modo que los niños se sentaban durante horas y miraban atengos y, al mismo tiemop aburridos, una de esas cosas que corría por ahí, daba vueltas o se paseaba, pero no se les ocurría nada. Por eso acababan volviendo a sus viejos juegos, para los que les bastaban un par de cajas, un mantel roto o un puñado de guijarros. Entonces podían imaginárselo todo. (…)

(Fragmento de la novela «Momo» de Michael Ende, si no la leyeron se las recomiendo mucho a grandes y chicos)