La Verdad Universal

Un mendigo sentado en la vereda. Sin pensar, saqué una moneda y se la puse en su gastada mano, casi sin mirarlo. De prontó me agarra el brazo con inusual fuerza. Me hace bajar hacia él y me dice:

Ya me tengo que ir de este mundo, sos la única persona que me prestó atención, te he elegido para transmitirte una Verdad, una Ley que nadie conoce en este mundo.

Cuando lo miro a los ojos, los veo transformarse en algo brillante, profundo, sabio… Oigo retumbar en mi cabeza el sonido de los tiempos, de engranajes gigantes, de infitas olas golpeando miríadas de granos de arena, y una frase parece iluminarme por dentro, como palabras grabadas en inmensos fuegos boreales afloran y dicen:

«EL PEATÓN TIENE DERECHO DE PASO»

Cuando vuelvo a enfocar mis ojos, el mendigo no estaba, solo quedó resonando esa verdad… y me sentí realmente un elegido.

He decidido usar este espacio de la web, para transmitirlo a todos los automovilistas porteños y de otras orbes e iluminarlos con nueva sabiduría.

Amén.

8 respuestas a «La Verdad Universal»

  1. No paso muy seguido, pero mato la creatividad de este post. Me emociné por un momento porque realmente creí sería testigo de una revelación absoluta.
    Creo que puede haber en el mundo gente iluminada en los rincones, espacios o momentos más inverosimiles.
    Mas de una vez corri a algun barbudo con cara de sabio para preguntar si conocia todas la respuestas. También fui a conferencias de budistas, esos que estan horas parados sin que se les mueva un pelo (porque ademas no tienen) y transfieren una imagen de sabiduría total (aunque no sean iluminados).
    Pero bueno.. repito buen post.. mi inocencia cada vez mas herida.

  2. Luis:
    Has tenido la suerte de convertirte en un iluminado (aunque más no sea que por las luces altas de un automóvil) y comprender que en la vida, se puede transitar por otros caminos (la vereda, las sendas peatonales, etc.).
    ¡Por fin, has llegado al conocimiento universal!, aunque para ello, hayas tenido que resignar algunas cosas, tales como el auto, que dejaste en la cochera.
    Que tu tránsito en este nuevo camino, no se vea entorpecido por el tránsito de Buenos Aires.

  3. Luis:
    El «peatón superman» debe ser aquel que no es peatón puro, sino conductor fuera de horario, ya que es la misma actitud del que está parado en el semáforo esperando que aparezca la luz amarilla de la transversal para arrancar, sin esperar el verde propio.
    El otro grupo que nombrás es el «peatón mariposa nocturna». No sabés de donde sale pero si que aparece en cuanto se prende la luz blanca de la marcha atrás.
    Finalmente, una especie aparecida hace pocos años, el «peatón comunicado», ese que, al igual que los conductores, piensa que tiene las suficientes neuronas como para caminar, hablar por celular, mirar la hora y acordarse de hacia donde va sin que una cosa interfiera con la otra. Lo único que no puede hacer al mismo tiempo que todo esto es mirar si viene un auto cuando cruza la calle ;-)

  4. No te preocupes, Perla, el resto de los automovilistas tampoco. ;)

    Ja! es cierto Javier, los peatones son otra especie. Te faltó nombrar a los que tienen «síndrome superman» y en vez de esperar en la vereda que el semáforo les de luz verde para cruzar, lo hacen bastante entrados en la calle, en especial de la esquina en que los condutores tienen que doblar, a quienes los peatones miran desafiantes como si en cualquier momento mostraran debajo de la camisa el traje de Superman.

    Y hablando de conductas de peatones… ¿has notado el foto-tropismo que tienen hacia la luz de retroceso? Cada vez que intento estacionar y estoy acomodando el auto en reversa, aparece… o mejor dicho: «se materializa» un peatón que no tiene mejor idea de cruzar (a mitad de cuadra) justo en el espacio entre mi auto y el de atrás.

  5. Luis:

    Gran verdad, que podría ser el punto de partida para los 10 mandamientos del orden en las calles.

    Y como toda verdad absoluta, hay que tener la precaución de asumir su uso con gran cuidado. De lo contrario, se corre el riesgo de convertirla en un mecanismo dictatorial, que desgraciadamente, se vuelve en contra. Ya decía Les Luthiers: «una pareja desprevenida vale por tres». Yo diría «un peatón desprevenido vale por una entrada al cementerio»

    Como conductor, aunque no de una gran urbe como Bs. As. sino de una ciudad de menos de 1 millón de habitantes como es Mar del Plata, me resulta algo tortuoso poder mantener la estabilidad emocional frente al volante.
    No solo hay que estar siempre a la defensiva de otros monstruos mecánicos como los colectiveros, taxistas y alguno que otro que llega tarde a la partera, sino que hay que llevar el radar encendido para poder detectar a uno de los peores fantasmas del tránsito, al peatón.

    Da la impresión de que todos los peatones se encontraron al mismo mendigo, por lo que SABEN Y ASUMEN que les asiste el derecho de paso en cualquier circunstancia.
    Por eso es más fácil verlos cruzar por la mitad de la cuadra que por la «cebra» de la esquina. Si es una avenida, donde los autos tendrían que ir a 60 Km/h, normalmente se los encuentra corriendo, parando y volviendo a correr de acuerdo con el acercamiento de los vehículos.
    Cuando la avenida es de doble mano, la mínima doble linea amarilla que divide ambas manos, de unos 50 cms de ancho es lugar ideal para detenerse cuando comenzaron a cruzar cuando el semáforo no los habilitaba para ello.
    Supongo que algún problema interpretativo tienen con esos muñequitos luminosos que habitualmente están pegados al semáforo. Notando que en muchos paises del mundo directamente dicen «pare» o «camine», he llegado a pensar que el peatón argentino cree que le están avisando si el baño del bar de la esquina está libre u ocupado.

    He visto luego de una ardua investigación que los años de vida que cargan encima van generando un movimiento de torsión de todo su cuerpo durante el cruce de una calle, hasta llegar a ponerlos totalmente de espaldas a la dirección del tránsito cuando se superan los 70 años (aproximadamente) y una sorprendente capacidad de recorrer la hipotenusa de una bocacalle dándole media espalda a cada automóvil.

    Lamentablemente, el radar se ve influenciado por los objetos mas grandes que el peatón, y resulta muy complicado detectarlos cuando aparecen por delante de un micro omnibus que se encuentra detenido mientras suben o bajan los pasajeros.

    Aun trato de determinar el porqué el peatón no coordina con el automovilista la visión de la otra arteria. Mi costumbre al llegar a una arteria es mirar siempre primero hacia el lado contrario de donde vienen los autos, para detectar primero al peatón que no recuerda que no todos son como yo, que los otros miran hacia el lado donde puede aparecer esa bestia a 120 y sin luces.
    Si alguno tiene una teoría al respecto, le agradecería que me la haga llegar, ya que es uno de los temas que aun no he podido solucionar.

    Y también podría extenderme con el «peatón modificado», ese que tiene ruedas pero no motor, también llamado ciclista, pero creo que sería mas adecuado en otro momento.

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